Tener nuestro propio espacio ha sido una bendición inmensa. Junto a mi mamá, siempre soñamos con un lugar donde pudiéramos tener nuestra privacidad, sentirnos seguras y construir nuestro futuro paso a paso. Y hoy, gracias a Dios, ese sueño se hizo realidad.
Estoy profundamente agradecida por el apoyo, por la oportunidad y, sobre todo, por la accesibilidad que hizo posible que alcanzáramos esto. Si no hubiera sido accesible, jamás lo habríamos logrado. Es fundamental que existan programas que realmente apoyen a quienes trabajan duro por su futuro, porque muchas veces, sin ese respaldo, es difícil avanzar.
La verdad, esta ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Solo me queda decir gracias, gracias de corazón por hacer posible nuestro hogar.