Hola, mi nombre es Diego y quiero compartir mi historia. Después de una gran tormenta en nuestras vidas, enfrentamos una tragedia: un incendio nos dejó sin hogar, fueron momentos difíciles, pero con la gracia de Dios, increíblemente, en tan solo cuatro o cinco meses logramos encontrar un nuevo lugar donde empezar de nuevo.

En este camino, conocimos a Hábitat para la Humanidad y a personas realmente comprometidas con su labor, dispuestas a ayudar a quienes más lo necesitan. No solo encontramos un techo, sino también apoyo, esperanza y el impulso para seguir adelante.

Hoy, gracias a Hábitat, nuestro sueño de tener una casa propia se ha hecho realidad. No hay palabras suficientes para expresar nuestra gratitud. Solo puedo decir: gracias, gracias eternamente. Y sobre todo, gracias a Dios por guiarnos y poner en nuestro camino a personas que hacen el bien.”